Primeramente, debemos entender que la actual democracia plantea dos grandes etapas:
-En una primera etapa, la de la democracia mediática. Es aquí donde los medios masivos de comunicación, (radio, periódicos, televisión), son los encargados de la construcción de la opinión pública. Marcan la agenda política y son los mediadores entre los actores políticos-sociales y la opinión pública.
-En en una segunda, la de la democracia electrónica. En esta etapa aparecen nuevas formas del armado de la opinión pública, a través de las tecnologías de la información y comunicación (TICs).
Más allá de las grandes facilidades tecnológicas del voto electrónico, en cuanto a la mayor rapidez de los sufragios o la "masiva" concurrencia de electores, la democracia electrónica supone un esquema superador, va más lejos de simplemente emitir un voto, sino que se dirige a la formación pública por medios electrónicos.
El rol que ocupa el Estado es fundamental en la conexión de actores sociales, en la defensa de la democracia, difusión de los nuevas TICs, y por sobre todas las cosas en ser el proveedor de información a la ciudadanía.
Sin lugar a dudas, que el e-voto afianza la democracia haciéndola mucho más ágil y transparente. Es cierto, que se eliminan las famosas listas sábanas u otros métodos fraudulentos, sin embargo es muy importante ser precabidos y no olvidarse que estos software son controlados y manipulados por personas que pueden quebrantar rápidamente el sufragio electoral, convirtiéndolo en una gran mentira. Las nuevas tecnologías utilizadas en estos sistemas gubernamentales no son la solución definitiva a los antes mencionados fraudes electorales, sino simplemente una nueva alternativa del siglo XXI.
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